Religión, cristianismo y mística en el pensamiento de Unamuno. Las influencias de Sabatier y Harnack

Si el tema central en Del sentimiento trágico de la vida es el hambre de inmortalidad, no menos importante es el hambre de Dios. En la obra de la Unamuno inmortalidad y deificación van a la par, y ambas son tratadas desde dos polos enfrentados pero que se necesitan mutuamente; nos referimos a la fe y a la razón. Es así que, para Unamuno, filosofía y religión están coimplicadas en la tarea de dar respuesta al interrogante más acuciante para el hombre: su inmortalidad. La historia de la filosofía puede ser entendida como una historia de la religión, lo mismo que el desarrollo de las religiones hasta llegar al cristianismo puede ser interpretado como una vía epistemológica que arroje luz acerca del anhelo de inmortalidad del ser humano. La religión se nos manifiesta como una experiencia en la cual se nos desvela el sentido último de la vida, su finalidad y su valor, una experiencia que nos aportará el conocimiento más anhelado por el hombre. A este conocimiento Unamuno accede desde el antropocentrismo luterano, siguiendo la inspiración del liberalismo protestante, pero también desde el misticismo de la contrarreforma, y muy especialmente del misticismo humanista español. Religión, cristianismo y mística, son pues, los pasos que Unamuno seguirá para adentrarse en los misterios de la inmortalidad y la deificación. Pero también desde esta atalaya que él construirá podrá atisbarse la respuesta al para qué de la vida, el principio esperanza, el carácter ético de la vida y la vocación del hombre respecto a los demás hombres. La mística de Unamuno arranca del hambre de inmortalidad y desemboca en el compromiso con el hombre, especialmente con el hombre que sufre. Partiendo de los anhelos íntimos del hombre llegaremos a una ética heroica inspirada en el protestantismo liberal, pero esta ética no se formulará desde la razón sino desde el corazón; será pues una vía mística y no tanto epistemológica, o pística más que gnóstica.

En la elaboración de esta vía influyen pensadores tales como Pascal, Kierkegaard o Schopenhauer, místicos como Fray Luis de León, santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz, y teólogos como Harnack y Sabatier. Nosotros nos centraremos en estos dós últimos –realizaremos primero un repaso de sus principales ideas respecto a la historia de la religión y del dogma cristiano para luego comparar con los escritos de Unamuno– pero queda pendiente una complementación de lo que aquí expondremos con el análisis de los autores que acabamos de indicar. En esta sesión, pues, lo que expondremos es la filosofía de la religión de Augusto Sabatier y la historia del dogma de Adolf von Harnack, para luego compararlas con el escrito de Unamuno y delinear lo que podría ser una mística unamuniana.

Jesús A. Fernández


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